¿Recuerdas esa sensación de paz y bienestar cuando estás en las montañas, en la playa o cuando llueve? Apostaría que al menos una vez has sentido un gran cambio en tu estado de ánimo frente a la naturaleza, ¿no es así?
Adivina porqué: no solo se trata de un sentimiento de conexión espiritual. De hecho, hay ciencia detrás de ello: los iones negativos.
Hasta ahora, muchas personas no saben que en el aire existen unas moléculas llamadas iones y que, dependiendo de la carga eléctrica, pueden influir tanto en positivo como en negativo en el organismo.
En particular, los ambientes con altas concentraciones de iones negativos son los que dan mayores beneficios a tu cuerpo.
Pues bien, ¿qué es un ion negativo?
Un ion negativo, o también llamado anión, es un átomo que ha ganado uno o más electrones, adquiriendo así una carga eléctrica negativa. Este tipo de ion es incoloro, invisible y existe en grandes cantidades de manera natural en el medioambiente:
- En las descargas de electricidad en el aire después de una tormenta eléctrica, truenos o rayos.
- A través de los rayos ultravioleta (UV) del sol.
- Una cascada, en el océano o donde quiera que el agua choque.
De hecho, te voy a contar una anécdota que te va a encantar… ¡Las cataratas del Niágara es el lugar donde se producen más iones negativos de todo el mundo! Todo esto se debe a la gran fuerza del agua en caída.
¿Cuáles son los beneficios de los iones negativos para la salud?
Desde hace más de 100 años, existen cientos de artículos y estudios científicos que evalúan los efectos positivos de la exposición a los iones negativos.
Y aunque existen muchos defensores de la ionización negativa, la verdad es que todavía no hay suficientes evidencias disponibles para confirmar todas (o al menos la mayoría) de estas hipótesis. Sin embargo, las investigaciones existentes hasta el día de hoy sí que han podido demostrar los siguientes beneficios para la salud gracias a los iones negativos:
Mejora los síntomas de depresión
De acuerdo con un estudio realizado en 2012 se encontró que, aunque no tuvo ningún efecto sobre la salud mental general de las personas, sí que ayudó a reducir algunos síntomas de la depresión. En conclusión: las personas con depresión crónica y trastorno afectivo estacional (TAE) sometidas a una alta exposición (durante varias horas) a ambientes con iones negativos registraron puntuaciones más bajas en las encuestas de sus síntomas de depresión.
Incrementa el nivel energía y tu sensación de bienestar
En este estudio, los investigadores determinaron que, en un ambiente con alto contenido de iones, las personas muestran reacciones más rápidas y se sienten con más energía.
Y cuando pasó lo contrario, al intercambiar los negativos por los positivos durante 2 horas, los participantes reportaron signos de ansiedad.
Lo que quiere decir que los iones negativos ofrecen una mejoría en el estado anímico del organismo mientras que las altas exposiciones a los iones positivos causan el efecto contrario.
Influye en algunos sistemas corporales y el rendimiento cognitivo
Para este estudio, los investigadores del Centro de Deporte y Ejercicio en Liverpool, Inglaterra, tomaron como muestra varios hombres expuestos a una carga de iones negativos. Luego, midieron sus respuestas fisiológicas como la respiración, la frecuencia cardíaca, la temperatura, etc.
Como resultado, obtuvieron que los iones mejoraron todos los estados fisiológicos de los hombres. Según los investigadores, estos aniones son “activos biológica y realmente afectan el ritmo circadiano del cuerpo”.
En otras palabras, esta exposición permitió la expansión coronaria, el aumento del flujo sanguíneo que mejoró la función cardíaca, la calidad del sueño y la normalización de la presión arterial.
Así también lo confirma otro estudio sobre la ionización realizado en 2018, que concluyó que la ionización negativa era útil para:
- Mejorar el sistema inmunitario.
- Conseguir mejores patrones de sueño.
- Estabilizar el estado de ánimo y reducir el estrés.
- Y metabolizar los carbohidratos y las grasas.
¿Dónde encontrar iones negativos?
Fácil: ¡los iones negativos están en todos lados!
Sin embargo, en lugares rodeados por la naturaleza como el mar, en las orillas del río o cascada, en la montaña, etc., encontrarás grandes concentraciones de iones negativos en el aire. De hecho, son de fácil absorción: entran al organismo al respirar o a través de la piel.
Entonces, ¿qué puedes hacer para contactar con aniones?
Salir al aire libre con frecuencia
La mejor manera de respirar los iones negativos es ir donde están de forma natural. Una salida que no solo es saludable, sino también divertida. Y seguro que no podrás negarte a estas «escapaditas» de la ciudad.
Ve con tu familia un fin de semana a un camping en las montañas o visita una casa de campo. Construye jardines si tienes patio y ten muchas plantas en casa. Créeme, esto te ayudará mucho a respirar aire fresco y limpio la mayoría del tiempo.
Ten contacto con el agua
Visita una cascada, un arroyo, ríos ¡y las playas! Tampoco dejes pasar por alto los días lluviosos, la lluvia también es una fuente de iones negativos. Otras alternativas dentro de la ciudad son las fuentes de agua decorativa (sí, así es) que puedes encontrar en parques, avenidas o centros comerciales.
Trata de dejar de lado los «dispositivos ionizadores»
Si bien es cierto que la exposición a iones negativos ayuda en el bienestar y sensación de relajación en el organismo, aún no se ha comprobado una medicina basada en investigación científica que respalde este tipo de terapias. Por lo tanto, tampoco es conveniente comprar ionizadores negativos. Estos dispositivos producen ozono dentro de la habitación, un gas peligroso para la salud y el medioambiente.
Donde predominan los iones negativos
Durante las tormentas eléctricas, los relámpagos cargan el aire con iones negativos, alcanzando concentraciones elevadísimas. Así sucede que cuando ha pasado la tormenta, las personas se sienten aliviadas y con sensación de bienestar físico y psicológico.
Al pie de las cascadas se generan infinidad de iones negativos. Esto es debido al conocido efecto Lenard, que recibe su nombre en honor al premio Nobel de física Philipp Eduard Anton von Lenard. Las gotitas de agua producidas al agitarse el agua chocan entre sí, se rompen y liberan electrones, que son capturados por la molécula de oxígeno para formar iones negativos. Lo mismo sucede, aunque en menor escala, a orillas del mar (olas), durante una lluvia intensa y junto a los ríos o arroyos.
Habitualmente solemos ir a disfrutar de la playa o los ríos durante los días soleados, y en verano. De este modo obtenemos un doble beneficio. La concentración de iones negativos es mayor en los días claros que en los nublados; y en verano que, en invierno, como consecuencia de la mayor radiación ultravioleta.
Otra localización geográfica cuyo aire contiene una concentración de iones negativos muy elevada es la montaña. En altitud elevada, como consecuencia de la radiación ultravioleta y cósmica fuerte, los niveles de iones con carga negativa son mucho mayores que a nivel del mar.
La fotosíntesis o actividad clorofílica de las plantas libera electrones durante el día. Estos son captados por los átomos o moléculas del aire produciendo iones negativos. De ahí la elevada concentración de iones negativos en las zonas con mucha vegetación, como los bosques.
Efectos nocivos de los iones positivos: nuestro hogar
En la actualidad, la fuente más importante de desequilibrio iónico del aire la encontramos en la tecnología. El aire de los lugares densamente poblados, como las ciudades, sobre todo si están muy industrializadas, se encuentra repleto de iones con carga positiva. Esto es el resultado de la contaminación atmosférica: del humo de los vehículos y la actividad industrial.
Con todo, el aire más viciado e ionizado positivamente lo hallamos en el interior de nuestros puestos de trabajo y hogares. El uso de aire acondicionado y calefacción, teléfonos celulares, microondas, fotocopiadoras, computadoras, televisión, fibras sintéticas en las construcciones y mobiliario, generan infinidad de iones positivos, que se acumulan y permanecen durante días, si no se toman medidas.
Para comprender mejor y otorgar la importancia que se merecen los iones negativos, hemos de dar un repaso en torno a los perjuicios para la salud de los iones positivos, la experiencia nos muestra que tras la exposición a un ambiente con elevados niveles de iones positivos nos sentimos fatigados, irritables, letárgicos, ansiosos, incluso depresivos, nos duele la cabeza, nos cuesta conciliar el sueño, y empeoran ciertos padecimientos respiratorios (rinitis, asma, etc.).
Los primeros estudios sobre los efectos de la ionización del aire se realizaron en la década de los 30. Investigadores alemanes descubrieron que la exposición a los iones positivos afecta a la actividad fisiológica. Se incrementa la frecuencia cardíaca, la tensión arterial y la tasa metabólica. Otros efectos subjetivos hacen aparición, tales como fatiga, sensación de falta de aire, dolores de cabeza, etc.
En los años 60, Albert Krueger, patólogo y bacteriólogo de la universidad de Berkeley (California), demostró que la exposición a una ambiente con carga electropositiva afecta a la bioquímica de los organismos vivos. Concretamente:
Incremento de los niveles de serotonina. Así como los niveles bajos de serotonina se asocian con trastornos del estado de ánimo, los elevados se asocian con cefaleas, falta de aire, rinitis, diarrea y en general, a un estado de ansiedad, excitación, irritabilidad e hiperactividad.
Deficiencia suprarrenal. Como sucede tras la exposición prolongada a un estrés agudo, durante la fase de agotamiento del síndrome de adaptación descrito por Seyle.
Hipotiroidismo, lo que se traduce en fatiga, apatía, debilidad muscular, etc.
El resultado final es agotamiento, trastornos del ánimo, ansiedad y depresión.
Ahora sabemos que no cabe duda de que existe suficiente evidencia sobre los beneficios de los iones negativos:
- Neutralizan el daño causado por los iones positivos.
- Reducen el nivel de micropartículas ambientales: químicos, tóxicos, microorganismos y alérgenos.
- Mejoran la función respiratoria, tanto en la vía aérea como a nivel mitocondrial.
- Mejoran la función psicológica, el estado de ánimo y reducen el estrés.
- Por último, incrementan de los mecanismos de defensa
No podemos hacer mucho por evitar la contaminación ambiental, pero sí está en nuestras manos exponernos cada día a un ambiente rico en iones negativos. Tome nota de las siguientes recomendaciones.
Diariamente.
Ventile su hogar. Abra las ventanas al menos durante una hora.
Reduzca, en la medida de lo posible, el tiempo en que mantiene encendidos los dispositivos eléctricos: Televisión, ordenador, calefactores, aires acondicionados
Ventile su lugar de trabajo.
Visite algún parque de su ciudad. Si hay corrientes de agua, permanezca allí un tiempo.
Practique grounding o earthing, que en español significa conectarse a Tierra. Aunque sus beneficios no proceden de los iones negativos exactamente, sino de las cargas negativas (electrones) procedentes de la superficie terrestre.
Semanalmente. Haga un hueco en su agenda semanal de ocio para salir al campo, la montaña, el mar, el río… Recargue así “las pilas”.
Indefinidamente. Haga una inversión económica e incremente la concentración de iones negativos en el aire.
Adquiera plantas ornamentales y decore su hogar y su puesto de trabajo con ellas.
Compre algún dispositivo decorativo que haga circular agua, como una fuente. Simplemente el sonido relaja una barbaridad.
Compre una lámpara de sal de sal del Himalaya. Las lámparas de sal se han vuelto cada vez más populares debido a sus propiedades curativas y otros beneficios para la salud. Las lámparas de sal usan bombillas de diferentes potencias. Los bulbos se colocan dentro de bloques de sal de roca de diferentes tamaños. El cristal de sal es conocido como un ionizador natural. Las propiedades ionizantes dan como resultado la producción de iones que son simplemente átomos y moléculas con cargas tanto positivas como negativas. Las cargas positivas y negativas son el resultado de un número impar de protones a electrones.
Las lámparas de sal tienen muchos beneficios para la salud porque emiten una gran cantidad de iones negativos, lo que equilibra los iones positivos, haciéndonos sentir bien y felices. Los iones emitidos aumentan el flujo de oxígeno hacia el cerebro, haciéndonos más alertas y receptivos.
Las lámparas de sal también lo protegen del smog eléctrico. El smog eléctrico son los iones negativos emitidos por las ondas de radio y otros campos electromagnéticos. Las lámparas de sal contienen más de 84 minerales, y se cree que algunos de los minerales también absorben la radiación. Estos iones negativos son el resultado de la continua interacción y evaporación de la atracción del agua. Cuando los cristales de sal se calientan con la luz, la superficie cálida atrae moléculas de agua en el aire. Tanto la sal como el agua forman una solución que luego se evapora para formar iones negativos. El componente de sodio está cargado positivamente. Los iones negativos emitidos a través de la interacción del agua dan como resultado una estructura atómica neutra.
Conclusión
Todos merecemos respirar un aire cargado de aniones que nos traslade a aquella sensación de pureza y bienestar. ¡Date una oportunidad y empieza a respirar un aire más limpio!
Por tu éxito y el mío
Martha
Referencias
Ambiente confortable
Humanidad Alfa
Radiaciones electromagnéticas
Mazui