Cartografía de la mente

A medida que la ciencia avanza en sus descubrimientos o redescubrimientos, se hace más notable el papel del cerebro en sus relaciones con las facultades mentales y con ese tiempo-espacio llamado consciencia, que sigue siendo un maravilloso enigma para descifrar.

¿Qué es la consciencia? Científicos y filósofos se han hecho esta misma pregunta durante muchos años. Conciencia es ante todo aquello que experimentamos: es la placidez de ese abrazo de la persona que amamos, es la dulzura de ese helado de fresa que tanto nos gusta, es el dolor de una ruptura afectiva, es la curiosidad insondable que sentimos al mirar las estrellas, es el miedo a morir y es la felicidad.

Consciencia lo es todo, porque tal y como dijo Descartes en su día, es la propiedad esencial de la mente. De ahí que todo lo que en ella acontezca, ya sean pensamientos, deseos, voluntades o reflexiones es lo que erige su forma y sus cimientos particulares en cada persona. Ahora bien, todos estos procesos definen lo que el filósofo australiano David Chalmers denomina explicaciones sencillas.

Cada cosa que vemos y sentimos es captada por nuestra mente consciente. Esta lo interpreta, procesa e incluso es capaz de verbalizarla. Sin embargo, más tarde llega esa explicación compleja, esa en la que no toda la comunidad científica y filosófica parece ponerse de acuerdo aún. ¿Cómo logran nuestros sentidos, neuronas y procesos químicos dar forma a esa entidad tan distintiva de cada uno a la que llamamos consciencia?

Para empezar, conviene señalar que consciencia no es lo mismo que conciencia. Hay quien cae en equívocos y es necesario delimitar cada aspecto: la consciencia es la capacidad de la mayoría de los seres vivos de percibir la realidad y reconocerse en ella. La conciencia, se relaciona en exclusiva con el aspecto moral, con lo que está bien y está mal en base a un código social.

Aclarado esto también es interesante hablar de esa idea que tanto se lleva en la actualidad: la necesidad de ser conscientes, de abrir nuestra consciencia. Este mensaje tan recurrente en el campo del desarrollo personal y la espiritualidad también tiene matices. Nuestra consciencia en realidad siempre es receptiva, es imposible no percibir por ejemplo ese dolor de muelas, la frescura del césped recién cortado o la cercanía de una tormenta.

En este articulo destacaremos la diferencia entre cerebro, mente y conciencia, aunque habitualmente, y por desconocimiento o comodidad, se suelen emplear como sinónimos.

El cerebro

El centro neurálgico de nuestro organismo, con todas las terminales nerviosas y a partir de nuestro cerebro se dan las instrucciones, tanto conscientes como inconscientes, que regulan TODO nuestro organismo: La vista, el oído, la respiración, el gusto, el tacto, el olfato, el ritmo cardíaco, el ritmo respiratorio, los procesos de digestión, la circulación de la sangre, la nutrición celular…TODO se forma y se desarrolla en nuestro cerebro.

Nuestro cerebro, probablemente es el objeto más complejo del universo, tiene más de cien mil millones de neuronas, células dotadas de un núcleo que funciona como un aparato receptor-emisor en miniatura y que se unen a otras formando redes de conexión que se transmiten la información bajo forma de corriente eléctrica. Venimos al mundo con un potencial neuronal del hombre del futuro, pero con escasas conexiones. Una red se teje poco a poco, en contacto con nuestros familiares y los conocimientos que transmiten. Heredamos experiencias.

La mente

La mente, tiene un espacio importante pero reducido al hipocampo, en la parte inferior del cerebro. Es dónde se generan nuestros pensamientos y la que transmite esos pensamientos a nuestro organismo y también en hacerlos sensibles. Influye nuestro pensamiento a nuestra parte sensible, es decir, en nuestras emociones y sensaciones. Tiene la capacidad de pensar, razonar, ordenar ideas, crear relaciones entre ellas, concebir cosas.

Pensamiento: cada pensamiento es un conjunto de ideas, de conceptos con la que alimentamos a la mente, quién a la vez alimenta a la parte sensible. Aquí aparece una vinculación importante entre la mente y el pensamiento.

Es curioso encontrarnos habitualmente con definiciones tales como que la mente es la potencia intelectual del alma. De este modo, el potencial intelectual se relaciona más con el alma que con el cerebro.

No se trata, pues, de buscar una mayor cantidad de circunvalaciones ni de centros cerebrales, sino una mayor amplitud en el alma.

También se relaciona la mente con otras facultades superiores, como el propósito y la voluntad. Así entendido, si dependiera del órgano cerebral, todos los seres humanos tendríamos la misma claridad de propósitos y la misma voluntad para realizarlos. Pero, sin embargo, no es así.

Cuando la mente se une a la voluntad, supera su apoyo físico cerebral, y se eleva hacia mayores opciones en múltiples ámbitos. Mente es también conocimiento, y sobre todo, capacidad de conocimiento. Es lo que la ciencia actual investiga en el terreno del aprendizaje.

En el cerebro están las bases, pero es la mente la que abre puertas hacia los conocimientos, y un paso más adelante, haciendo uso de la inteligencia, convierte los conocimientos en sabiduría, en experiencia vital.

La consciencia

Aquí hay que diferenciar entre “Consciencia” y “conciencia”. Para entender que es la “Consciencia” debemos hacer el ejercicio de liberarnos del concepto de “ser consciente de “… La Consciencia es lo que realmente somos, una naturaleza indefinible, a la que a veces le llamamos alma y otras, espíritu.

Y la “conciencia” es la individualidad en la vigilia. El YO DECIDO. Una especie de cárcel racional que nos hace creer que sólo somos aquello que nos damos cuenta y en realidad, lo que es “consciente” es aquello que llamamos erróneamente “Inconsciente”. Somos más inconscientes que conscientes. Pero también es la que permite un conocimiento reflexivo de nosotros mismos, de nuestras aptitudes y posibilidades. Descubre cambios interiores y descubre el mundo exterior dándole cabida en la propia e íntima subjetividad.

Ambos aspectos son el amplio campo de acción en el que se mueve la mente, aunque también intervienen las impresiones y percepciones físicas, las emociones, las intuiciones, el mundo de la imaginación y las experiencias metafísicas. Es todo un universo que se apoya en la materia, pero se amplía hasta planos inconcebibles.

Los tres conceptos van unidos tanto como lo está la materia a la idea y al espíritu, o, en otras palabras, la materia a la energía y al alma, relacionándose en diferentes grados de sutileza y amplitud de acción.

El Inconsciente

El Inconsciente es el gran continente para descubrir. Sabemos que los instintos residen aquí y que las fuertes emociones también se graban aquí. Entonces vemos que por una parte nuestro Inconsciente alberga información ancestral de supervivencia e información nueva resultado de fuertes experiencias emocionales que sufrimos en nuestra vida, El inconsciente tiene un lenguaje propio, cargado de imágenes y acciones que desafían a toda lógica. Este lenguaje se nos revela en los sueños, la sincronicidad, los actos fallidos…

Desde Freud se acepta la existencia de esta zona mental no consciente (o sea no percibida por la conciencia de la vigilia), inadecuadamente llamada “INCONSCIENTE” y a la que se atribuye la sede de las pulsiones primitivas, los traumas y los recuerdos tanto personales como colectivos (es decir, la presencia constante del pasado).

Pero no se tienen en cuenta los proyectos del futuro por considerar que el universo se desarrolla sin ninguna finalidad consciente. Carl Jung, en la célebre frase:” Mientras no hagamos consciente el inconsciente, el inconsciente gobernará nuestras vidas y le llamaremos destino” indicaba el camino a seguir.

El psiquiatra Stanislav Grof con su técnica de respiración Holotrópica, aporto una cartografía ampliada con dos nuevos ámbitos:

1.- El primer ámbito lo denomina el Perinatal, estrechamente relacionado con el trauma del nacimiento. Esta región del inconsciente contiene los recuerdos de lo que el feto experimenta en las fases del proceso del nacimiento, incluyendo todas las emociones y sensaciones físicas.

Dichos recuerdos forman 4 grupos llamados Matrices Perinatales Básicas:

MPB I: incluye recuerdos del estado prenatal avanzado justo antes del alumbramiento.

MPB II: Se relaciona con la primera fase del parto cuando el útero se contrae, pero el cuello todavía no está abierto.

MPB III: refleja la lucha por nacer tras dilatarse el cuello del útero.

MPB IV: contiene el recuerdo de emerger en el mundo, el nacimiento mismo.

2.- El segundo ámbito lo denomina Transpersonal: contiene las matrices de una rica gama de experiencias en los que la consciencia trasciende los límites del cuerpo/ego y el tiempo/espacio tridimensional, lo que proporciona acceso experiencial a recuerdos ancestrales, raciales, colectivos, filogenéticos y Kármicos.

Otra categoría de experiencias transpersonales nos conduce al estudio del inconsciente colectivo de C.G. Jung y sus Arquetipos. Aquí se encuentran las figuras mitológicas, temas y ámbitos de toda época y cultura, incluso aquellas de las que no poseemos un conocimiento intelectual, como el Vacío primordial y la Nada que es consciente de sí misma, la que parece contener toda la creación en forma potencial. Dedicaremos más tiempo en otros artículos a conocer los arquetipos.

Pero parece que todo lo que hacemos se rige por 2 fuerzas básicamente: Una fuerza de repetición o imitación, que proviene del pasado y dirigida por el grupo familiar que nos influye con sus creencias, hábitos, tradiciones, restricciones… y otra fuerza creativa que proviene de la Consciencia Cósmica y que nos permite entrar en la Consciencia pura sin que nada se oponga a nuestro proyecto.

Entonces podemos entender que en el Inconsciente existen 2 zonas:
Una zona que mira y se nutre del pasado, al que podemos llamar “INCONSCIENTE” y otra zona que encierra las potencialidades de mutación tendiente a crear seres con Consciencia Cósmica, compuesta por probabilidades futuras, a las que se capta en estados poéticos y proféticos, que podemos llamar “SUPRACONSCIENTE”.

Las más conocidas e importantes son las mentes: inconsciente, consciente, subconsciente y supra-consciente.

En el caso de la consciente y la subconsciente, aunque se nombran separadas, no se trata de dos mentes, son sólo dos (2) caras de una misma moneda. Se consideran dos esferas de actividad dentro de una misma mente.

La mente inconsciente está dentro de la mente subconsciente y es con la que hacemos actividades sin haber tenido consciencia alguna, ni experiencia, sólo fue captada o copiada por esta mente, sin habernos dado cuenta y sin haber puesto atención.

Las ideas o pensamientos que predominan nuestra vida, creencias, ideas, formas, que moldean nuestra personalidad, así como, las programaciones de la infancia están guardadas en esta mente. De allí que cuando alguien tiene limitaciones, escasez o se cree algo que no es, fue debido a una programación recibida predominantemente antes de los siete (7) años.

La mente consciente es la mente que razona. Es la fase de la mente que se encarga de elegir; tomamos todas las decisiones con esta mente, inclusive, el de estar “inconsciente” de la sabiduría y del conocimiento, el no desear vivir, el limitarnos, suprimiendo así, la expresión e Inteligencia Suprema de la mente subconsciente.

La mente subconsciente acepta lo que se imprima en ella, según lo que la mente consciente cree, desea y elige. Esta mente tiene autonomía y poder de direccionar nuestras vidas, aunque recibe direcciones basada en la toma de decisiones de la mente consciente; responde a los sentimientos, es repetitiva, atrae experiencias a nuestras vidas, de acuerdo con las creencias que tengamos, modismos, situaciones familiares y más. No descansa, siempre está en movimiento, operando y funcionando, según nuestras manifestaciones y según las escogencias de la mente consciente.

La mente súper o supra-consciente es la que nos conecta con la Divina Presencia interior y con nuestros Niveles Jerárquicos Superiores. Con ella recibimos la información completa y necesaria de nuestra Realidad Divina, viniendo de las mentes consciente y subconsciente.

Si imaginamos una línea temporal para ubicar estos 3 estados podemos decir que:
El inconsciente está relacionado con el pasado; el consciente con el presente y el supra consciente con nuestra divina presencia interior y nos conecta al futuro.

Por tu éxito y el mío

Martha

Bibliografía

Al-azar Dancer’s Ways

La mente es maravillosa

Mensajeros de la luz, equilibrio y balance interior

Mazui