Perdí la oportunidad y ya se me fue el tren, esas palabras son de una persona que no lucía más de 40 años, tenía la mirada cansada, el rostro triste, los pasos lentos y se notaba que no había una motivación en su vida para seguir adelante, nos pusimos a conversar mientras esperábamos la fila para entrar a una conferencia, ella me decía que sentía que ya sus sueños habían muerto, que cuando era más joven soñaba con tener una empresa, que por todas las actividades que tenía en el día no tenía tiempo para dedicarse a ella y a sus sueños, que ya no tenía ninguna motivación.
Y esta mujer que solo tenía 40 años decía que ya era tarde para ella, le dije, nunca es tarde para volver a comenzar, ni mucho menos mejorar, convertirte en una mejor persona, si tienes que cambiar de ciudad, barrio o escuela, puedes hacerlo. Ese momento se abrieron las puertas del teatro donde se iba a llevar a cabo la conferencia y terminó nuestro encuentro.
Luego me pregunté es que ¿acaso los sueños tienen fecha de caducidad?, ¿quién pone limite a tus sueños? Yo creo como muchos otros que los sueños terminan el día que terminan tus días en esta vida, vinimos al mundo a VIVIR no solo a ocupar un espacio.
Una vez hemos dado el paso la suerte está echada y cuando sale mal hay muchas formas de responder. Podemos hacer atribuciones externas o internas, podemos culpar al karma o a la mala suerte (“dije que no porque tú me lo dijiste”, “no fui a la entrevista porque no me distéis seguridad”, “no fui valiente”, etc.). La cuestión es que mentalmente entramos en bucle y nos quedamos estancados en el lugar que cerca el lamento por la oportunidad perdida.
Después de perder una oportunidad, el siguiente paso es asumir la responsabilidad individual de nuestra decisión, tener la suficiente capacidad de análisis y saber tolerar las emociones negativas que resulten de la elección. Las personas de nuestro alrededor podrán opinar y decir lo que piensen al respecto, incluso estarán en su derecho de darnos su opinión, pero no de juzgarnos.
Lo importante es identificar el nuevo escenario y desviar la atención a él. Si nuestra atención viaja al tren que se aleja por el horizonte, las emociones que sintamos se originarán a raíz de este pasado que ya es imposible de cambiar; de esta manera que nos inundarán en el presente emociones de valencia negativa, como la tristeza.
Sin embargo, lo peor de fijar nuestra atención en lo que ya no podemos cambiar no son estas emociones. Lo peor es que cuando nos instalamos en ese estado somos incapaces de detectar las nuevas oportunidades iguales o mejores que la que lamentamos haber perdido.
Todos perdemos trenes, a veces porque elegimos otros, otras veces porque nos entretenemos y no llegamos a tiempo, porque nos tropezamos al subir o porque estábamos dormidos cuando pasaron, ya de madrugada. Sin embargo, lo importante como hemos visto no es el tren que se marcha, sino aquello que se queda con nosotros una vez que ha partido y lo que hacemos después con ello.
Déjame decirte, tú puedes empezar de nuevo. Nada ni nadie te detiene, puedes quemarlo todo, alejarte de las llamas con una sonrisa comenzar una nueva vida.
Entiendo que la situación de cada uno es diferente Y si eliges hacer grandes cambios, por supuesto habrá consecuencias y tienes que aceptarlos. Eso es parte del trato, parte del precio que paga. La gente pensara que estás loco y probablemente tu pienses que estás loco.
Tus amigos y familiares podrían tratar de intervenir. Es posible que pierda algunos de esos amigos y aliene a algunos miembros de su familia.
Veras todas las señales que te gritan que retrocedas. Pero no tienes que hacerlo. Esto llevará un tiempo. Tendrás muchos fracasos en el camino, pero en serio ¿qué diablos más va a hacer? ¿Nada? ¿¿¿Ninguna cosa???
Si no actúas ahora, en cinco años estarás justo donde estás ahora, solo que cinco años mayor y muchísimo más desalentado.
Así que toma las riendas y decide salir y comerte al mundo, ya verás que el mundo se empieza abrir a tu paso y todo lo que soñaste algún día, comienza a hacerse realidad.
Por tu éxito y el mío
Martha
Bibliografía
Mark Manson
La mente es maravillosa