Despacio, despacio que llevo prisa

¿Alguna vez te pasó que, al hacer una tarea urgente perdiste tiempo por resolverla con prisa y sin entrar en detalles? Hay un refrán, repetido desde hace mucho tiempo, “despacio… despacio… que llevas prisa” que nos indica que es mejor no apresurarnos para asegurarnos de que las cosas están bien, especialmente cuando debemos tenerlo a punto en poco tiempo. Podría decirse que su significado es el mismo que aquel viejo proverbio que afirmaba que «las prisas no son buenas para nada«.

A veces mantenemos un ritmo de vida muy frenético y eso nos acaba alterando emocionalmente y por supuesto, nuestra salud también se ve afectada. Si consigues mantenerte bien y en calma, aprenderás a vivir con menos estrés y a saborear la tranquilidad para estar mejor en tu vida personal y también en tu vida laboral.

Una de las frases de las que más se discute su origen es “Despacio que llevo prisa”. Con algunas variantes su autoría se le ha adjudicado desde al emperador Augusto hasta Fernando VII, pasando por Napoleón Bonaparte, quien es quizá a quien más se le relaciona con tal dicho que no tiene otro sentido que el de aconsejar que una persona actúe con toda tranquilidad en el momento más crítico, ya que hacerlo de manera apresurada, suele entorpecer el proceso en búsqueda de lograr algún objetivo.

Así como improductivo es el aplazamiento, como también lo puede ser el precipitarse y tratar de concluir lo más rápido posible solo para liberarse de la asignación.

Tener sentido de urgencia no debe confundirse con hacer las cosas a la carrera. Lo primero es distinguir la importancia e impacto de una tarea y darle el enfoque necesario, dedicándole el tiempo y los recursos requeridos de manera eficiente, mientras que lo segundo es un reflejo de una falta de organización y planeación en el que la consecuencia más lógica y frecuente es recomponer lo que no salió bien a la primera, lo cual lleva un costo mayor.

Al fenómeno de querer terminar con prisa algún proyecto solo para poderlo reportar como concluido se le llama “pre-castinación”, que sería un equivalente a querer cumplir lo más rápido posible con alguna tarea, por ejemplo, contestar todos los e-mails, incluso los menos importantes, solo para decir que ya se hizo.

Pre-castinar es hacer las cosas antes de tiempo, solo por el simple deseo de querer tener las cosas hechas antes, este término es relativamente nuevo, aunque el fenómeno detrás de él siempre ha existido; contrario a la procrastinación que es dejar para más tarde lo que tienes que hacer ya y postergar las cosas de manera continua, generalmente esto sucede porque no sabes gestionar tu tiempo.

Un estudio llevado a cabo en la Universidad Estatal de Pensilvania, indica que precipitarse para actuar solo para ser el más rápido puede ser muy atractivo, ya que nos puede hacer sentir muy productivos en el corto plazo e incluso mantenernos motivados, pero a la vez esa misma prisa por terminar resulta frecuentemente en pérdida de tiempo por tener que reparar las fallas que no se detectaron oportunamente por falta previsión.

De acuerdo con una investigación publicada en la revista Psychological Science enfocarse solo en el “hacer” sin detenerse a analizar la forma más eficiente al alcance, aun cuando esto signifique un mayor esfuerzo, es en cierta forma un liberador de estrés, por un lado, nos aleja de ejercer un pensamiento profundo que nos lleve a la situación de quizá tomar decisiones, y por otro lado el sentimiento que se experimenta es que se está avanzado y cumpliendo con los objetivos.

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Detenerse al principio de un proyecto para evaluar las mejores opciones no es tampoco recomendar el exceso de análisis, es iniciar de una manera planificada y organizada para que lo que pueda afectar el objetivo sea corregido sobre la marcha con un impacto mucho menor que el que significaría hacerlo al final del proceso.

Ya sea como diría Napoleón “Despacio que llevo prisa” o el mismo emperador Augusto “Camina lentamente si quieres llegar más pronto a un trabajo bien hecho”, siempre va a ser vigente preferir hacer las cosas bien y a su tiempo, que ser el primero en terminar, pero también el primero en tener que volver hacer todo desde el principio.

Si en tus planes se presenta un Obstáculo; detente por un momento para analizar con calma la situación, antes de seguir adelante, hazlo con calma y piensa en esto cuando estes con problemas o con prisa para hacer algo, te sorprenderá como el cambio de actitud hace mucho por ti, te darás cuenta de que al actuar con prisa generas energía negativa que te confunde la mente y hace que cometas errores.

Al actuar con calma, dejarás de intentar forzar una solución que posiblemente conduzca a errores. En los momentos que quieras actuar con prisa, respira profundamente, serena tu mente y tus pensamientos se irán aclarando, cuando entras en este proceso, tus reacciones neuróticas, impacientes, desesperadas, ansiosas, van disminuyendo; recuerda que aquello que acelera tu vida hace que te agote física y emocionalmente, es por eso por lo que te sugiero que trabajes con el “Hazlo con calma”.

Al actuar con calma disfrutarás de la belleza que te brinda el entorno que te rodea, te das tiempo para pararte a observar los pájaros que revolotean en los árboles, como el viento suavemente acaricia tu rostro, como las olas del mar se deslizan hacia la orilla, aprende a observar la noche, el espectáculo de las estrellas que brillan intensamente anda despacio por la vida, con calma, disfrutando de las bendiciones que tienes y que por andar antes con tanta prisa, no las veías.

Suelta lo que te drena la energía

Si piensas que ahora mismo es el fin del mundo por la cantidad de estrés que sientes… entonces es necesario que pienses cuál es el factor que te está agobiando, ¡y déjalo marchar! Te darás cuenta como el mundo no se acaba y el planeta sigue girando como cada día. Estresarte en una situación en concreto no te servirá de nada, es mejor centrarte en las soluciones.

Como mantener la calma en el caos

Disminuye el ritmo en tu vida para sentirte mejor y respira hondo.

La próxima vez que te enfrentes a una situación estresante que te haga querer darte prisa o te haga sentir estresado, deja lo que estás haciendo durante un minuto y sigue los siguientes pasos:

1- Haz 5 respiraciones profundas

2- Imagina que todo ese estrés se va de tu cuerpo con cada exhalación

3- ¡Sonríe! Si es necesario finge esa sonrisa. Aunque parezca difícil, es complicado estar enfadado con una sonrisa en la cara

Siéntete libre de repetir estos pasos siempre que sea necesario, tanto en casa, en el trabajo o cuando conduces. Cada momento es bueno para sanar tu mente y que te sientas mejor.

Disminuye el ritmo

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Después de tus respiraciones tendrás que ser consciente del ritmo que llevas en tu vida. Si es demasiado acelerado, ha llegado el momento de aflojar ese ritmo y empezar a ser consciente de lo que te hace sentirte mal.

Puedes analizar tu cuerpo para saber qué parte de tu cuerpo está más tensa. Hazte un masaje suave en esas zonas de tu cuerpo que están con más tensión para fomentar la relajación. Puedes incluso, mientras te haces el masaje, pensar en lugares relajantes.

Aprovecha momentos cotidianos de tu vida, como comer, para relajarte

Mastica lentamente ¿Esto te puede ayudar a estar más tranquilo? Mucho más de lo que te imaginas. Disminuye la velocidad en la comes para aprender a ser más paciente (y de paso perder algo de peso y evitar los gases molestos de haber comido rápido). Si comes rápido comerás más de lo que necesitas. Presta atención al sabor, a la textura y al aroma de cada plato.

Si masticas lentamente mientras intentas adivinar todos los ingredientes que se utilizaron para preparar el plato estarás practicando la paciencia.

Disfruta del camino de la vida

Hay personas que piensan que la felicidad la encontrarán cuando consigan sus metas. Nada más lejos de la realidad. Si te centras en el resultado final acabarás agotado y desmotivado antes de tiempo. Por eso, para conseguir las cosas debes disfrutar del camino hasta conseguirlas. La mejor forma de hacerlo es prepárate pequeños objetivos para que puedas ir alcanzándolos y sobre todo después, premiarte por ello.

Cambia tus pensamientos y empieza a dedicarte comentarios positivos constantes para aumentar tu paciencia, tener motivación y tener más alegría durante el camino. La felicidad cuando llegues a la gran meta será aún mayor porque habrás disfrutado el proceso.

Recuerda que tienes defectos y virtudes como todos nosotros. No quieras ser perfecto en todo porque la perfección simplemente no existe. La calma está dentro de ti y si practicas un poco de calma, relajación y paciencia podrás empezar a notar cambios grandes en tu vida.

Por tu éxito y el mío

Martha

Bibliografía

Margarita Coppel

Psicología Bekia

Enforex

Martha Zubieta – Mazui

Héctor Fernando Guerrero Rodríguez

Nahum M. – Psicología y mente